En las fotos o videos que documentan sus innumerables aventuras, estamos acostumbrados a verlo siempre con una sonrisa contagiosa que no deja entrever el esfuerzo que ha realizado. No podía ser de otra manera, dada la inmensa alegría que solo puede sentir una persona que ha sido atrapada y luego transportada a todas las latitudes del planeta por un amor que no conoce límites: el de las montañas.

Josef nace el 11 de marzo de 1982 en Bressanone, Alto Adige, una zona en la que es difícil permanecer indiferente ante la belleza de las cimas y de las majestuosas paredes rocosas que se elevan hasta donde alcanza la vista. Aquí es donde empieza su viaje interminable, un viaje que continúa llevándolo a cada cima alcanzada por su ambición ilimitada. Cuando es aún joven, aprende a escalar y a conquistar las paredes de las montañas de su localidad. Pero su andadura no ha hecho más que empezar y, tras haber alcanzado también las cumbres de los Alpes Occidentales, a los 22 años empieza a recorrer todos los continentes para familiarizarse con montañas de todo tipo y con sus miríadas de pueblos y culturas. A la edad de 25 años, Josef completa con éxito el curso de guía de montaña y sus excursiones se ven enriquecidas por un elenco cambiante de compañeros de viaje a quienes conduce en el descubrimiento de los lugares donde se enamoró de las montañas, lugares que continúan cautivándole cada vez como si fuera la primera. El enorme esfuerzo requerido durante la escalada es un pequeño precio a pagar; no es nada comparado con los sentimientos experimentados una vez que se ha completado la hazaña. La posibilidad de saborear la paz interior y de ser una única cosa con la belleza de la naturaleza no tiene precio.

Hoy, Josef tiene muchos años de experiencia. Ha abierto varias vías nuevas y ha escalado picos en todos los rincones del mundo, desde los Dolomitas hasta la India y la Patagonia. Logros que le han valido una nominación al Piolet d'Or en 2013 y que le aseguran un puesto entre los alpinistas más destacados de los últimos tiempos.

¿Las montañas llenan todos tus días o encuentras tiempo para hacer otras actividades?
Las montañas son mi gran pasión y les dedico el 80 % de mi tiempo. Pero el parapente siempre me ha fascinado así que, desde hace unos años, practico el hike and fly o el climb and fly.

¿A dónde quieres ir y qué retos te gustaría afrontar en el futuro?
Me gustaría volver a la Patagonia. Ya he estado cinco veces para abrir nuevas vías y repetir vías clásicas. Desafortunadamente, cada vez es más difícil motivar a los amigos para que se sumen a aventuras de este tipo, pero cada vez tengo más ganas de volver para abrir nuevas vías, incluso en solo.
Sería emocionante explorar Canadá, pero la Baffin Island, Groenlandia, Tayikistán y Kirguistán serían también excelentes destinos.

Desde hace algunos años eres también instructor de guías de montaña. ¿Qué les transmites?
Ser instructor y compartir tu experiencia con futuros guías de montaña es algo hermoso. Siempre estás trabajando con jóvenes motivados que quieren vivir su pasión por las montañas.
Lo primero que trato de transmitirles es la importancia de moverse siempre con seguridad. En la montaña, y especialmente como guía, la seguridad es la máxima prioridad. Una cosa que a menudo se subestima es que estás trabajando con personas. No basta con ser un buen alpinista, hay que tener también mucha empatía con los clientes. Al final del día, no puedes haber tenido una simple aventura, sino que debes ayudarlos a vivir momentos emocionantes.

¿Cuál es tu producto Karpos favorito?
La línea K-Performance (Highest) es mi favorita. Me gusta toda la colección por sus detalles técnicos y por la ligereza de las prendas. En la montaña, en verano me gusta llevar también los pantalones largos y cortos Dolada.