Cada montaña cuenta una historia, transmite una lección.
En el caso de la cordillera oriental de los Dolomitas, no se trata de una proeza de alpinismo ni de los primeros pueblos que se asentaron en las rocas que dominan Cortina d'Ampezzo.
  
La historia de esta zona, donde el silbido del viento acompaña al cambio de las estaciones, se siente de manera silenciosa, como si estuviera descansando de un pasado que ha hecho demasiado ruido.
Son los disparos de los soldados del ejército italiano y de las tropas austrohúngaras que lucharon en el frente en la zona de Lagazuoi, Falzarego, Cinque Torri y Cima Gallina durante la Gran Guerra. Hoy, las trincheras excavadas en la roca y los museos al aire libre que rodean las paredes de estos icónicos pasajes, son el testimonio de un patrimonio a preservar, un recuerdo constante de la montaña que une más que divide.
  
En concreto, en lo alto de la Cima Gallina se encuentra el puesto de avanzada de la artillería italiana, los dormitorios y los puestos de observación que fueron escenario de los conflictos durante la Primera Guerra Mundial entre 1915 y 1917. Aquí finaliza el recorrido histórico y cultural organizado por el Rifugio Col Gallina. Una experiencia sensorial que, a través de anécdotas y experiencias como un plato caliente y una noche en el silencio de los túneles excavados por los soldados, te permite revivir el ambiente de angustia en el que se encontraban inmersos los soldados.
  
Gracias al programa Help The Mountains, hemos decidido apoyar la restauración de lugares de esta zona, donde se conserva una página importante de nuestra historia.

Partimos del Rifugio Col Gallina (2 055 m) cuando la puesta de sol comienza a colorear el cielo. Después de unos pocos metros, Averau, Sasso di Stria, Lagazuoi, Tofane, Valparola y Cinque Torri brillan en el horizonte, mientras que las crónicas contadas por el recreador histórico ralentizan nuestro paso. La naturaleza que nos rodea está en silencio, e imaginar cómo tanta belleza ha sido violada por hombres que luchaban entre ellos nos estremece.
Una sucesión de suaves subidas y bajadas conduce al paso que une Croda Negra y Cima Gallina: el espectáculo que ofrecen Monte Civetta, Pale di San Martino y Marmolada contrasta con los túneles excavados por los soldados durante la Gran Guerra.
Giramos a la derecha bordeando la cresta rocosa de la vertiente oriental de la Cima Gallina (2 322 m). El puesto de la artillería italiana de la Gran Guerra y los puestos de observación están suspendidos, integrándose con la roca naranja, en la base del perfil regular de la torre que emerge de la extensión de abajo.
  
Un plato caliente, cocinado a la leña, las anécdotas sobre la vida en las trincheras. No podemos cerrar los ojos: las estrellas sobre las montañas nos mantienen con la mirada hacia el cielo, mientras nuestros pensamientos vuelven a lo que sucedió en estas montañas hace unas décadas.