Ir al contenido Saltar a la navegación
the-ecrins-dance-cover-desktop.jpg
THE ECRIN'S DANCE

by Paul Bonhomme

Junio de 2021, acabo de terminar mi «Project X»: el descenso de 10 nuevas líneas empinadas en una sola temporada, en tres países diferentes (Suiza, Italia y Francia). Estoy contento, pero no del todo. Una sensación extraña que, a menudo, me invade al final de los proyectos más exigentes, como si estuviera pensando: «Está bien, Paul, has conseguido algo muy difícil, pero ¿has logrado realmente tu objetivo?»


Cuando comencé a descubrir las montañas de niño, entendí inmediatamente que iba a poder aprender mucho de ellas. Al vivirlas y explorarlas, pude absorber algo esencial y encontrarme como parte integral de la naturaleza. Faltaba esto en el «Project X». Se suponía que iba a ser una exploración de los lugares salvajes cerca de mi casa, pero desde el exterior los descensos se veían con un enfoque en la dificultad, distorsionando mi idea. Esto es lo que faltaba.


Así pues, una tarde, reflexionando en casa con mi madre, nació The Écrins Dance. Los objetivos ya no incluían cumbres y dificultades extremas. En cambio, había refugios de montaña, vivacs, senderos y las experiencias que se pueden vivir día tras día en los senderos del Parc National des Écrins, en Francia. Me fijé una única norma para este proyecto: conectar los 33 refugios del parque. Sin comprobar mis tiempos, sin obsesión por la competición, sin desafíos. Solo el deseo de vivir la montaña a mi manera, a mi ritmo, con mi propio estilo. Respetando siempre la naturaleza.

the-ecrins-dance-mosaic-1.jpg
the-ecrins-dance-mosaic-3.jpg
the-ecrins-dance-mosaic-4.jpg
the-ecrins-dance-mosaic-2.jpg
mosaic-5.jpg

El 20 de agosto de 2022, a las 15 h, llegué al refugio Pré de Madame Carle, 5 días y 11 horas después de haber salido de Ailefroide. Al final, sobre 33 refugios, conseguí alcanzar 31 y me llevé a casa una fantástica experiencia humana. Sí, siempre estuve mirando el cronómetro, los tiempos y el desnivel. Es parte de mi naturaleza como deportista, pero no sentí la presión.

Para esta experiencia, elegí ser completamente autosuficiente, llevando conmigo la comida y el agua que necesitaría, aparte de una cuerda de 30 metros, dos piolets, crampones y un arnés, material imprescindible para afrontar los tramos alpinos de mi recorrido por los senderos de los Écrins. Un itinerario de 300 kilómetros y 27 000 metros de desnivel, con una mochila de 9 kilos en la espalda, dando un paso tras otro. Tengo que decir que la experiencia fue todo menos fácil. Físicamente fue muy exigente, pero no hasta el punto de parecer imposible.

Y eso era exactamente lo que quería demostrar: que cualquiera puede imaginar una experiencia como esta. Nada de desniveles pronunciados, de grandes dificultades técnicas, sólo días maravillosos para disfrutar de la montaña.
Mi Écrins Dance es algo que llevaré conmigo durante mucho tiempo. En los senderos me encontré con más cabras que personas, mi piel se volvió cuero bajo el sol abrasador, mi espiritualidad se enriqueció y mi cuerpo sufrió. Estaba completamente inmerso en las montañas. Me convertí en parte de la naturaleza.

EXPERIENCE BY

PAUL BONHOMME

NUESTRAS HISTORIAS

You can compare a maximum of 5 items at once. Please Remove at least one product before adding a new one.